El propio artista Julián Diez Cabeza más conocido bajo el pseudonimo Jazzy Dope explica su práctica artista como una relación intrínseca entre la pintura y la escritura: «Cada uno de mis cuadros está titulado, definido o acotado por unos textos breves que transportan toda la carga conceptual de la obra. En su mayoría, abordo temas muy variados que pueden ir desde el amor al simple hecho de fumar, todo ello desde una visión agridulce y nostálgica. Cada pintura es, por lo tanto, una imagen congelada, un fragmento de mi vida vivido a través de unos personajes que no tienen absolutamente nada que ver conmigo, pero que están hechos de mi sangre, mis huesos y mis ideas».
«TIRITAS PARA LA FIEBRE. Esto va de intentar curarse, sin saber si esto se cura». Esta es la premisa que nos presenta Jazzy Dope con un lenguaje directo, cercano, mucho más que coloquial, tanto en lo plástico como en lo literario. A Jazzy Dope lo lees, en el sentido más literal del término, es transparencia, con un estilo marcado y reconocible tiene todo lo que se le pide a un buen artista: técnica depurada, un lenguaje propio y lo más importante, algo que contar.
Con un total de 20 cuadros, 58 dibujos en blanco y negro, bocetos a tuttiplen y un libro de «poemas» escrito e ilustrado por él mismo y que se presentará a la vez que se desarrolle la exposición Jazzy Dope nos presenta sus «Tiritas para la fiebre».
En una época muy oscura de mi vida utilicé la escritura como medio para salvarme, era infinitamente más barato que ir a terapia pero, SPOILER, no sirvió de mucho. De ese pequeño acto fallido nació este proyecto, un intento desesperado de vendarse a través de la creación (aun sabiendo que no es suficiente) y la destrucción (la mía misma, claro).
TIRITAS PARA LA FIEBRE es una frase que resume lo anterior y a su vez encierra de una manera visual lo absurdo que es intentar curar una herida emocional a través de conductas inapropiadas pero socialmente aceptadas como, por ejemplo, el consumo de alcohol, el sexo y la autodestrucción. Cada página de este libro busca asomarse al abismo de uno mismo, no con una intención terapéutica, sino más bien con unas ganas masivas de saltar y revolcarse en el puto fango.
Se trata de un (o una especie de) poemario compuesto por 58 ilustraciones y 84 textos breves que hablan de lo que me pasa y de lo que me pesa, de lo que me atrae y de lo que me quema, de lo que soy y de lo que no siempre he podido ser. Todo ello desde un enfoque íntimo y a la vez generacional. En resumen, soy yo, Jazzy Dope, Julián Díez contando historias a través de la pintura y componiendo imágenes a través de la escritura.
JAZZY DOPE