El personaje protagonista de Edvard Munch en su obra El grito, en realidad no grita. Está reaccionando a un grito, como confirma la inscripción del artista noruego en una litografía en blanco y negro de la imagen: «Sentí el gran grito en toda la naturaleza». Ese sonido sordo de desesperación, que hace taparse los oídos al personaje de Munch, sobrevuela la obra de Marco Prieto.
En la Historia del Arte el discurso de violencia ha sido necesario, válido e incluso inevitable. En este contexto, es donde la idea de violencia implosiona como herramienta creativa en las manos de Marco Prieto. Influido por los acontecimientos políticos, las revoluciones sociales y los conflictos bélicos, su pintura se convierte en un campo de batalla donde la impulsividad, lo accidental o la degradación de la materia construyen a partir de un acto que en principio es destructivo. Sustituye la pincelada cómo gesto personal, por el golpe sobre el lienzo cómo gesto primigenio, violento y transversal en el ser humano.Este uso de la violencia y su consiguiente imprevisibilidad dentro del marco pictórico, le permiten romper las fronteras de lo concreto y ampliar los límites. Un trabajo en contacto directo con la materialidad, conformado por las cicatrices creadas por los impactos pictóricos y sus salpicaduras.
Marco Prieto decide retratarnos a través de rostros sin identidad. Rompe con la tradición del retrato pictórico, apostando por una representación subjetiva, deformada y agresiva. Sus personajes ofrecen un realismo desfigurado envuelto en una atmósfera inquietante, que los erige como semidioses de un futuro distópico. Colosos mitológicos a los que otorga atributos de simbología contemporánea, escenarios repletos de metáforas y una estética del color y la luz vibrante.
Marco Prieto decide retratarnos a través de rostros sin identidad.
Rompe con la tradición del retrato pictórico, apostando por una representación subjetiva, deformada y agresiva. Sus personajes ofrecen un realismo desfigurado envuelto en una atmósfera inquietante, que los erige como semidioses de un futuro distópico. Colosos mitológicos a los que otorga atributos de simbología contemporánea, escenarios repletos de metáforas y una estética del color y la luz vibrante.
Un arte violento, subversivo, de resistencia y denuncia, que cuestiona nuestra propia naturaleza como motor generador de cambios. Una provocación para despertar a esa especie que cada día aleja más a los unos de los otros; nacida del sentimiento de que no todo está perdido y la lucha continúa.
Óscar García García
"FACTA NON VERBA"
MARCO PRIETO SÁNCHEZ
23/11/2023- 08/01/2023
